¿Quién da más?

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Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda.

Luego de dos intentos frustrados en los últimos 15 años, Isagen vuelve a salir a la venta. La gran pregunta es si es el momento para hacerlo y si los interesados están dispuestos a pagar los $4,5 billones de los que habla el Gobierno.

Al finalizar el Consejo de Ministros del pasado 29 de julio, el Gobierno anunció lo que podría ser uno de los negocios más grandes de los últimos años en el país: la venta de la participación que tiene en Isagen –que llega a 58%–, y fijó el precio inicial en $4,5 billones. Tal como lo informó Dinero en su edición anterior, Isagen es la principal empresa en el interés del Gobierno de privatizar activos públicos, para buscar nuevos recursos que, según el ministro Mauricio Cárdenas, irán para el desarrollo de proyectos de infraestructura.

Pero no es la primera vez que un gobierno mira a Isagen como opción para buscar recursos. A finales de la década del 90, durante la administración Pastrana, se analizó la opción pero el proceso se frustró y fue precisamente Juan Manuel Santos, en ese momento ministro de Hacienda, quien anunció la decisión de no venderlo. Casi diez años después, el entonces presidente Álvaro Uribe abrió la puerta para su venta. Uno de sus mayores intereses era que se quedara en manos de Empresas Públicas de Medellín (EPM), pero no logró cristalizar su aspiración por temas regulatorios y la presión que hubo alrededor de la operación.

Hoy, al igual que en el pasado, la venta de Isagen enfrenta varias dificultades: tiene una oposición férrea del expresidente Uribe, quien anunció una acción popular contra la decisión y el tema se convertirá en caballo de batalla de la campaña electoral que se avecina. Incluso los ojos de los organismos de control ya están en el proceso. Curiosamente, aunque la economía se está desacelerando, los consumos de energía no crecen a los ritmos presupuestados y el proceso electoral podría frenar cualquier negocio, todo indica que es el mejor momento para vender Isagen. Básicamente por el interés de las compañías nacionales y extranjeras de quedarse con uno de los más importantes activos del sector eléctrico, cuyas perspectivas lucen halagüeñas.

Isagen tiene 16,45% de la capacidad instalada de generación de energía del país, con 2.200 megavatios, y en menos de un año la ampliará cuando entre en operación el proyecto Sogamoso con 820 megavatios adicionales. Además, sus cifras son atractivas para los inversionistas: ingresos anuales por más de $1,7 billones; utilidades netas que superan los $460.000 millones, y un Ebitda cercano a los $510.000 millones.

Plata e interés
El proceso de venta de Isagen se dará en dos rondas: la primera, para los empleados, pensionados y entidades de economía solidaria; y la segunda para el público general. En esta etapa llegará la oferta de los eventuales socios estratégicos. El Gobierno espera que en este punto exista una puja que incremente el precio final por encima de esa base de $4,5 billones. Las empresas interesadas deben tener bolsillos muy amplios y músculo financiero para responder al reto que se avecina.

Las razones son simples. Primero, esa cifra es la base para una eventual puja que puede elevar el precio, más aún cuando algunos analistas consideran que el precio de la acción estaría subvalorado y que el valor actual de la compañía sería bajo frente –por ejemplo– al Ebitda que puede generar en los años siguientes y al número de veces que representaría este indicador en el valor final de Isagen. Y, segundo, que el jugador que adquiera su control tendrá la obligación de ofrecerle a todo accionista minoritario el mismo precio por el que pagó al Gobierno. “Entonces no estamos hablando de dos rondas sino de tres. Y, en recursos, creemos que no son $4,5 billones, sino que la cifra fácilmente puede acercarse a $7 billones”, dice un empresario del sector.

Como describen muchos analistas, “es un bocado muy grande” y sería para jugadores de grandes ligas.

Quiénes podrían ser
Varias compañías del sector tienen sus ojos puestos en Colombia desde hace tiempo y esta ventana de oportunidad es clave en sus aspiraciones. Duke, por ejemplo, una holding de energía eléctrica –la más grande de Estados Unidos–, con más de US$100.000 millones en activos de generación y una capacidad de 58.200 megavatios, casi cuatro veces lo que tiene Colombia. En octubre del año pasado se afilió al gremio de los generadores de energía térmica en Colombia, Andeg. En sus planes de expansión, nuestro país es uno de los principales focos de atención.

Otro es GDF Suez, que tiene oficina de representación en Colombia. Cuenta con una capacidad instalada de más de 60.000 megavatios. Entre 2013 y 2015 invertirá por año entre 7.000 y 8.000 millones de euros. En Latinoamérica tiene presencia en Brasil, Chile, Argentina y Perú.

Del proceso de 2009, algunos de los jugadores que estuvieron mirando la opción en ese momento podrían revivir su interés. Allí se destacan tres brasileños: Copel, Compañía Energética de Minas Gerais y CPFL. En el campo local, el ministro Cárdenas cerró la puerta para que EPM y Emgesa pudieran participar en la venta al señalar que superarían el tope regulatorio de 25% de la capacidad. Pese a la flexibilidad que se dio en la norma hace unos años, en el sentido de que se podría llegar hasta 30% de la participación si es con plantas construidas y no adquiridas y se vincularon nuevos conceptos en esa participación, como la energía en firme y la franja de potencia, por regulación no habría viabilidad.

Pero no se descarta que estas firmas analicen fórmulas para entrar al proceso. De hecho, para EPM, Isagen siempre ha sido un objetivo claro, tanto a finales de los 90 como hace cuatro años. Por su ubicación geográfica, la mayor parte de las centrales de Isagen están en la misma cadena de las centrales de generación de EPM en Antioquia.

Celsia, que pertenece al Grupo Argos, también está estudiando los posibles escenarios para entrar a la puja e, incluso, no descartaría la opción de ir junto con inversionistas financieros como aliados. Otro jugador que puso sus ojos sobre Isagen fue la Empresa de Energía de Bogotá (EEB). Tiene más de US$3.000 millones en sus planes de inversión en los próximos años e Isagen podría ser un activo clave. No obstante, tendría que aclarar la forma para entrar en la puja, pues tiene 51,5% de Emgesa. De otro lado, en la lista también estaría la generadora AES, que hoy controla Chivor.

La competencia
Si la venta de Isagen será uno de los principales negocios del país, también lo serán las señales que dé. La operación no es menor en términos de competencia y dependiendo de a quién se le venda, también podría definir el futuro del mercado. ¿Por qué? Cada vez que hay intentos de privatización, el regulador ha flexibilizado las reglas. Además, un fallo del Consejo de Estado abrió la puerta para que las empresas se integraran horizontal y verticalmente. “En lugar de tratar de garantizar un número de jugadores mínimos para que haya más competencia, se han ido relajando las normas y hoy tenemos empresas muy grandes”, dice un analista, porque si, por ejemplo, EEB se queda con Isagen o se dan señales para que EPM o Emgesa entren “se tendría casi que a un controlador absoluto de precios del mercado”.

Por eso, en muchas ocasiones lo que es lo mejor desde el punto de vista de estrategia empresarial, no lo es para el usuario. Más allá de posiciones nacionalistas, expertos consideran que si la venta de Isagen se cristaliza, valdría la pena que fuera para atraer nuevos jugadores. Por ahora, todos los analistas corren modelos para ver cómo quedarse con una de las joyas de la corona del sector eléctrico. Empiezan las apuestas.

Fuente:

¿Quién da más?

http://www.dinero.com