Regresa el oro blanco

Los precios internacionales del algodón alcanzaron oficialmente el récord registrado en el año 1870, fecha en la cual se creó la bolsa de negociación de físicos de algodón en Nueva York.

En los últimos tres meses, el valor del algodón ha aumentado 56 por ciento; los contratos de futuros en la bolsa del IntercontinentalExchange Inc (ICE) de Estados Unidos superan los 1,18 centavos de dólar la libra. De acuerdo con Sharon Johnson, experto en algodón del First Capital Group, estas elevadas cotizaciones «no se volverán a ver en nuestro tiempo».

El resurgimiento del algodón hace parte del aumento generalizado de los precios de los productos básicos observado desde comienzos de este año, apuntalado en una creciente demanda en los países emergentes, la debilidad del dólar y los estragos del cambio climático evidenciado en las devastadoras inundaciones en China y Pakistán.

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos redujo las proyecciones para el 2010/2011 de China, primer productor mundial, en 15,4 por ciento y en 5,4 por ciento para el algodón de Pakistán, cuarto productor mundial de la fibra.

 Para complicar aún más el panorama, India, segundo exportador mundial de algodón, pospuso para noviembre próximo el registro de exportadores, con lo cual suspende su participación en los mercados internacionales de la fibra.

Durante los últimos veinte años, los precios del algodón se han mantenido en promedio en torno de los 60 centavos de dólar por libra, escenario que le ha permitido a textileros y confeccionistas de todo el planeta perfeccionar sus procesos productivos y mantener sus ganancias con algodón barato.

Es más, las prendas de algodón se benefician, todavía, de precios bajos que favorecen al consumidor. Pero ¿por cuánto tiempo? No será fácil para los industriales trasladarle a sus clientes el alza de las cotizaciones internacionales de la fibra. En algunos casos será inevitable, dado que esta materia prima, suave y cálida, puede contribuir entre el 25 y el 50 por ciento al costo final de las vestimentas de algodón.

Los industriales que corren mayores riesgos son aquellos que fabrican camisetas y prendas económicas a base de algodón, que no tendrán alternativa distinta que pasarles los sobrecostos a los consumidores. Los demás industriales del sector de confecciones deben estar cavilando sobre cuál camino escoger: subir sus precios, cambiar la composición de sus ropas o innovar con nuevas texturas que reemplacen el oro blanco.

Quizás la solución sea una combinación de las tres opciones, pues todo indica que el algodón barato es cosa del pasado. La nueva coyuntura de precios es reconocida por poderosos industriales como fuente de incremento en los precios del producto final, entre ellos los fabricantes de jeans, Levi Strauss y Guess de Estados Unidos. Otros, como Bambeeno Cashmere Inc de Atlanta, decidieron eliminar el componente de algodón en sus vestimentas de cashmere, delicada fibra que en los últimos años ha bajado de precio hasta el punto en que de accesorio de lujo se transformó en insumo de uso masivo.

Para los productores de algodón se abre ahora una ventana de oportunidad que no se veía desde los años cincuenta, que vale la pena cultivar.

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