‘Se avecina una catástrofe digital’: gurú de tecnología

Scott Klososky es un estadounidense que inició su carrera en la tecnología en plena Guerra Fría. Corría el año 1988, tenía 26 años, y fundó una de las primeras compañías exitosas, bautizada como ParaGraph, que involucró a mentes tanto de la orilla soviética como de la capitalista. Trabajó cerca del genio del ajedrez Garry Kasparov para concebir un sistema de reconocimiento de texto a mano alzada que fue implementado como parte del dispositivo Newton, una de las primeras creaciones de Apple después de que Steve Jobs se retirara de la compañía en 1986.

Klososky se enamoró de los computadores en el colegio. Trabajó para una tienda enfocada en la venta de PC como mensajero. Su pasión lo llevó a fundar tres compañías. Aparte de la mencionada ParaGraph, fue artífice de Webcast.com, una firma enfocada en transmisión de video sobre diversas temáticas, desde asuntos gubernamentales hasta deportes. Vendió esa empresa por 115 millones de dólares en 1999. En la actualidad, oficia como presidente de Future Point of View y su foco es ayudar a los actores de la industria a orientar sus estrategias en el campo digital para crecer.

Su experiencia en el sector lo ha convertido en un referente en el sector tecnológico. Ha brindado charlas en diversos escenarios, entre ellos TED e IBM.

Es autor de tres libros: ‘The Velocity Manifesto’, que detalla las acciones que los líderes de compañías deben ejecutar para crecer en el área digital; ‘Enterprise Social Technology’, que enseña detalles sobre cómo aprovechar el poder de las redes sociales, y ‘Manager’s Guide to Social Media’, que brinda detalles sobre cómo se deben usar las plataformas sociales para incrementar la presencia en línea.

EL TIEMPO habló con Klososky sobre el futuro de la tecnología. El experto advierte los riesgos de avances como la la inteligencia artificial y brinda consejos para los emprendedores.

De las tendencias actuales, ¿cuál es la que más lo cautiva?

El Internet de las Cosas. Gracias a que los dispositivos se están empezando a conectar a la red, se están volviendo inteligentes. Esto hace el mundo diferente. Los aparatos ahora son capaces de conocernos, de hablar entre sí. Andamos por la vida interactuando con dispositivos que parecen vivos y que se adaptan a nuestras necesidades, como por ejemplo una piscina que detecta si el clima está muy frío e incrementa la temperatura del agua antes de que lleguemos a casa. Es una perspectiva emocionante.

El Internet de las Cosas está relacionado con Big Data, ¿por qué es relevante el Big Data?

Lo veo de esta forma: los seres humanos no comprendemos el porqué de muchos de los fenómenos que acontecen a nuestro alrededor. Cuando estamos tomando decisiones, muchas veces solo adivinamos, apelamos a nuestra intuición. El mundo de la inteligencia de datos nos brinda visión, nos provee un entendimiento concreto de las causas y efectos de nuestros actos. En lugar de fiarnos de nuestro instinto, nos basamos en realidades. El reto es encontrar nuevas formas de que los datos nos cuenten una historia, de dar valor a esos datos.

En el futuro, visualizo que habrá múltiples torrentes de datos viniendo a nosotros, datos en tiempo real. La gente cree que somos buenos analizando datos, pero no lo somos en absoluto, somos bebés en ese ámbito.

¿Qué hace falta para aprovechar los datos?

Creo que el problema no está tan relacionado con la tecnología, sino con los humanos. Tenemos buenos datos y podemos organizarlos de forma apropiada por medio de sistemas existentes. Sin embargo, a la gente le falta capacitación para dar valor a los resultados obtenidos.

¿La privacidad de los usuarios se encuentra en riesgo en un mundo con sobreabundancia de datos?
Existen tres tipos de privacidad: la del cuerpo (la persona no quiere que la vean desnuda); la de la información (el individuo no desea que un tercero recolecte datos) y la de actividad (el sujeto o colectivo no quiere que otros sepan detalles de su accionar).

La mayoría de personas están de acuerdo con que no quieren ser vistas desnudas. Pero, cuando hablamos de información, para mucha gente, esta debe ser gratuita. Consideran que cualquiera en el mundo debe y puede tener un caudal de datos sobre ti. Consideran que ello redundará en mayor seguridad para la sociedad.

Hay gente, en el lado opuesto, que considera que nadie en absoluto debería saber nada acerca de ti. En cuanto a las actividades, hay un debate interesante: dicen que si no existiera ningún tipo de privacidad en este campo, dejaría de existir el crimen porque siempre sabríamos lo que otros están haciendo y el mundo sería más seguro.

No hay duda de que están recolectando mucha información sobre nosotros a través de aplicaciones y dispositivos para vendérsela a los anunciantes. Hay un punto en que eso es correcto, pero hay límites. Por ejemplo, es normal que Google tenga acceso a cierta información sobre mí porque uso sus herramientas gratuitas, pero si empiezan a leer mi correo sin mi permiso, sobrepasarán las fronteras de lo aceptable y necesario.

Uno de sus campos de interés es la ciberseguridad, ¿el mundo se encuentra al borde de un desastre virtual?

La ciberseguridad se convirtió un riesgo porque el crimen organizado se involucró en el juego. Estoy fascinado por el contrapunteo entre la facción del bien y la del mal. Los malos están ganando en este momento y han acumulado victorias por bastantes años.

En los Estados Unidos, vivimos dos eventos que captaron la atención de la sociedad en el último siglo. Uno de ellos fue en Pearl Harbor, en 1941, y el otro fue cuando el World Trade Center cayó, el 11 de septiembre de 2001.

En ambos casos, un grupo externo provocó una incidencia devastadora que sorprendió a todo el mundo. Creo que estamos cerca a algún tipo de Pearl Harbor digital. Una suerte de evento digital que acabe con numerosas compañías. Hasta que eso no ocurra, la gente no le prestará suficiente atención a la seguridad informática. Dicho evento podría ocurrir en los próximos cinco años.

¿Qué opina con respecto a aquellos que consideran que la inteligencia artificial supone un riesgo?

Es un riesgo si las personas empiezan a confiar demasiado en el software para tomar decisiones. Puede fallar. Le pongo un ejemplo: imagine una situación donde hay un carro autónomo con cuatro ocupantes y un niño de 3 años se cruza en frente del mismo cuando este se encuentra en movimiento. El automóvil debe decidir entre seguir su curso o esquivar al infante. Supongamos que resulta imposible que alcance a frenar. La inteligencia artificial entonces calcula los riesgos: si esquiva al niño, es posible que se voltee, lo que pondría en riesgo la vida de los cuatro ocupantes. Si sigue su curso, solo pondrá en riesgo la vida de un niño. En un instante el software debe decidir qué hacer: ¿cuál decisión cree que tomará?

En cincuenta o cien años, la inteligencia artificial será normal. En los primeros 20 o 30 años, mientras aprendemos a usarla, se presentarán un montón de malos resultados.

Usted ha sido emprendedor desde su juventud, ¿qué consejos daría a quienes desean iniciar su propia empresa en Colombia?

Mucha gente cree que tiene una buena idea y por eso puede crear una compañía. Es muy difícil, lograrlo se convierte en una prueba de fortaleza y capacidad para superar escollos.

Por otra parte, el que se embarque en esa aventura debe tener la habilidad de vender su buena idea al mercado. Hay gente con muy buenas ideas, pero no saben cómo llegarle a los clientes. Se debe hacer mercadeo y publicidad. No es opcional.

Por último, no deben olvidar que las ideas se concretan con capital. Necesitas dinero para construir algo, bien sea tu dinero o el dinero de tus padres o de origen inversionista.

Sobre la realidad virtual

«Va a ser gigante en el futuro. Aún está dirigido sobre todo a ‘gamers’. Por ejemplo, para poder usar el Oculus Rift requieres un computador muy potente. Eso es algo que no va a impactar al mercado de consumo masivo, pero, con el tiempo, los mundos virtuales, la realidad virtual y la realidad aumentada se van a volver gigantes en nuestras vidas porque nos permitirán trascender el tiempo y el espacio», explica el experto.

«La realidad virtual nos llevará a vivir experiencias que de otro modo no viviríamos. Cuando las personas tenemos un mayor acercamiento a la realidad,  respondemos de una forma más contundente, de una manera que nos cambia para bien o para mal», añade.

La realidad virtual ayuda a que los individuos tomen mayor conciencia de los alcances de la guerra. Por ejemplo, existe una experiencia  diseñada por las Naciones Unidas que invita a recorrer un campo de refugiados afectados por la guerra en Siria. Invita a seguir los pasos de un niño de 12 años que forma parte del emplazamiento ubicado en Jordania.

Fuente:

‘Se avecina una catástrofe digital’: gurú de tecnología

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