La degradación de la deuda de EE.UU. por parte de Standard & Poor’s, la primera en 70 años, ha desatado una andanada de ataques mutuos entre demócratas y republicanos sobre cómo restablecer la salud fiscal del país a largo plazo.
La agencia había dicho que EE.UU. requeriría recortes por unos cuatro billones de dólares como un paso inicial para corregir sus finanzas.
En declaraciones a la cadena televisiva CNN, tanto John Chambers como David Beers, dos altos cargos de S&P, reiteraron hoy que el paquete de recortes no es «suficiente» y tampoco incentiva el crecimiento económico.
Beers dijo que S&P tomó esa decisión debido a «las incertidumbres de la política fiscal» de EE.UU., y que, en adelante, todo dependerá de si Washington logra un consenso político y toma las medidas fiscales que verdaderamente necesita.
Aunque Carney no se refirió a la decisión de S&P, sí reconoció que las negociaciones para levantar el techo de la deuda «se prolongaron demasiado» y, a veces, causaron «muchas divisiones».
Por su parte, el legislador republicano de Nueva York, Michael Grimm, dijo hoy en el discurso semanal de la oposición que la alta de desempleo -ahora de 9,1 por ciento- demuestra que las políticas económicas de Obama «no funcionan».
Grimm repitió la postura republicana a favor de más recortes fiscales y de una enmienda constitucional que exija un equilibrio presupuestario.
Tras la decisión de S&P, la legisladora republicana de Minesota y precandidata presidencial, Michele Bachmann, culpó a Obama de destruir «los cimientos de la economía estadounidense una viga a la vez».
«Le pido que busque de inmediato la renuncia del secretario del Tesoro, Tim Geithner», dijo anoche Bachmann, quien votó en contra de subir el límite de endeudamiento.
Otros aspirantes a la candidatura presidencial republicana, entre ellos Tim Pawlenty, Rick Santorum y Ron Paul, también atacaron la gestión económica de Obama.
Mientras, el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner acusó a los demócratas de evitar «las decisiones difíciles que se requieren para poner a EE.UU. en terreno firme».
«El excesivo gasto fiscal ha producido una incertidumbre económica que elimina empleos y ahora amenaza con causar un efecto dominó en nuestros mercados crediticios», se quejó Boehner.
Los líderes de la jerarquía demócrata, entre ellos el senador Harry Reid y la legisladora Nancy Pelosi, han reiterado su llamado a un enfoque «equilibrado» para reducir el déficit.
Moody’s y Finch, las otras dos calificadores de riesgo, mantienen la calificación de AAA de Estados Unidos.
Pero la decisión de S&P significa que los valores del Tesoro, hasta ahora considerados la inversión más segura en el mercado financiero internacional, tienen una menor calificación que los bonos emitidos en otros países industrializados como Inglaterra, Alemania, Francia o Canadá.
La influyente Asociación Nacional de Manufactureros dijo en un comunicado que la rebaja del crédito es «preocupante» porque un aumento en las tasas de interés frustrará la ya incipiente recuperación económica, e instó a la clase política a poner en marcha una agenda de crecimiento económico.