Steve Jobs: el poder de pensar en grande

No se ve en la película a un ser adorable o ejemplar, pero si a un hombre inspirador y decidido. No se ve al amigo que uno quisiera tener, ni al padre o hijo soñado, pero si a alguien con quien uno podría pensar en asociarse. No se ve al hombre más estudioso, pero sí a uno visionario.

Al margen de todos los lados obscuros del genio que plantea la producción, vale la pena detenerse, más que en las características, en las conductas del gran cerebro detrás del fenómeno Apple, toda un acontecimiento empresarial que cambió el mundo tecnológico con productos emblemáticos como los computadores Macintosh, los iPod, los iPads y los iPhones.

Algunos aspectos a tener en cuenta son los siguientes:

– Las bondades de salirse del sistema y atreverse a ser distinto.  No es difícil asimilar el gran efecto que Jobs tuvo en su industria luego de ver su conducta: alejado de la academia y la teoría, poseía una curiosidad enorme, que lo llevó a ver lo que otros no podían ver: la importancia de tener opciones de distintos tipos de letras y la posibilidad de que toda persona pudiera tener una computadora en su casa, en una época en que eso era impensable.

– El efecto de la pasión sobre los negocios.  Jobs no hubiera logrado llevar a Apple a la cima si no hubiera visto las metas corporativas como algo personal, esencial en su vida e inseparable de su pensamiento. Y por tal razón se rodeó de personas profundamente apasionadas y perfeccionistas, que compartieran su entrega y compromiso. Y aunque esto frecuentemente lo llevó a ser arbitrario y agresivo, es innegable que le permitió ser un líder motivador que ponía a andar a buen ritmo aún las empresas más complejas. Para él Apple era su vida.

– Las oportunidades que viven en las críticas y dificultades. Con su primera computadora Jobs enfrentó dificultades pues fue calificada como una simple tarjeta electrónica, no como un producto listo para usar. Jobs aprendió bien la lección y se puso a trabajar en un computador para personas que no estuvieran especialmente interesados en las minucias de los sistemas y de la electrónica, pero sí en sus beneficios para sus actividades personales y laborales. El reinterpretar esa crítica y ponerla a jugar a su favor, revolucionó la historia de la computación.

– El poder de pensar en grande. Jobs nunca se centró en metas pequeñas. Siempre pensó en cambiar el mundo desde su perspectiva y centrado en su área de interés. Creer que el trabajo que uno hace y que las empresas que uno adelanta son cruciales para el mundo e indispensables para la sociedad, sin duda, fue un poderoso catalizador para que las bondades tecnológicas y de diseño de la compañía de la manzana, conquistaran el mundo.

– El impacto de la comunicación no verbal en el mercadeo. El ser obsesivo e incluso agresivo que vivía en Jobs desaparecía cuando estaba en escena para presentar alguno de sus productos innovadores y revolucionarios. Su estilo de vestir informal y casi único, sus presentaciones con diapositivas impactantes y minimalistas, y sus gestos poderosos como el de mostrar las palmas de la mano abiertas al público (como lo explica la consultora Ivette Hernández de la compañía Eloquentem) hicieron de él algo más que un CEO: lo convirtieron en un ícono de su época

Este listado no pretende agotar las cualidades de ese gran innovador que fue Jobs ni ocultar los múltiples y graves defectos que tuvo como persona, sólo pretende volver, usando como excusa el filme de Joshua Michael Stern, sobre algunas de las características del fundador de Apple que podrían sernos útiles en la vida diaria empresarial. De nuevo el mundo de la tecnología se une al del cine para mostrarnos la vida de un hombre excepcional (ya había pasado con Social Network), depende de cada líder analizar con pinzas las vidas de estos empresarios cuyas trayectorias han conquistado sorprendentemente rápido el mundo de la pantalla grande.

Fuente:

Steve Jobs: el poder de pensar en grande

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