Como resultado de malas políticas y malas ideas, las economías desarrolladas parecen estar a punto de experimentar un período prolongado – incluso tal vez una década perdida – de débil crecimiento, alto desempleo y bajas tasas de interés.
Las economías emergentes, como Brasil, han tenido mejor suerte, debido en parte a que inherentemente ofrecen mejores oportunidades de inversión. Tampoco enfrentan el problema de los estados financieros de las naciones más ricas. Los mercados emergentes han estado acumulando reservas y evitando deuda en moneda externa, enfrentando así muchas de sus vulnerabilidades del pasado.
Entonces, ¿qué debemos esperar ahora?
Tomemos como indicador los tipos de cambio reales efectivos, que muestran las tasas de cambio promedio de una moneda con relación a un índice de otras monedas, ajustada a la inflación. En esta página se muestra un panorama del tipo de cambio de Brasil desde enero de 2007 – más o menos cuando las burbujas económicas comenzaron a desinflarse gravemente.
El tipo de cambio de China, por supuesto, no se ha movido, pero si lo usamos como punto de referencia podemos ver que Brasil soportó un breve periodo de drástica caída en su tipo de cambio, coincidente con el periodo de «Dios mío, todos vamos a morir» posterior a Lehman, cuando todo mundo quería bonos estadounidenses. Pero, más allá de esto, Brasil ha visto un gran aumento en el poder adquisitivo de su moneda.
Para estas fechas, todo mundo sabe que las economías desarrolladas han sufrido un tremendo impacto negativo en su demanda, probablemente persistente, lo que las ha llevado a territorios próximos a la trampa de liquidez. Esto significa que los inversionistas de esas naciones pueden esperar bajas tasas de interés y bajos rendimientos de inversión, y consecuentemente fuga de capitales a países en desarrollo como Brasil, que no han sufrido choques comparables. Pero la pregunta actual es la siguiente: ¿Países como Brasil deben preocuparse por la apreciación del tipo de cambio que ahora afecta a sus economías? Según yo, hay dos formas en que esto puede ser problemático.
En primer lugar, la apreciación del tipo de cambio lleva a una reducción de la demanda y, por tanto, a mayor déficit de cuenta corriente – desequilibrio que sucede cuando las importaciones superan las exportaciones, endeudando a la nación. Hasta cierto punto, esto puede compensarse recortando las tasas de interés internas.
Pero si el efecto contractivo es grande, puede llevar a los mercados emergentes a su propia trampa de liquidez. De hecho, las 33 naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico pueden exportar una trampa de liquidez al mundo en desarrollo vía flujos de capital.
En segundo lugar, podemos tener otro «exceso mundial de ahorro» – este término proviene de un discurso pronunciado en 2005 por Ben S. Bernanke, presidente de la Reserva Federal. Junto con mi esposa, Robin Wells, he afirmado que este exceso fue en gran parte motivada por países en desarrollo superavitarios y que probablemente fue el motor inicial de la burbuja de viviendas del Atlántico Norte.
En un artículo publicado en septiembre por The New York Review of Books, explicamos que los países en desarrollo anteriormente registraban déficit comercial con las economías industrializadas por la compra de productos necesarios para fomentar desarrollo económico, como maquinaria. En la década de 1990, empero, algunas economías emergentes registraron considerables superávits comerciales con los países ricos para acumular activos externos como garantía contra crisis financieras. Así, mientras los países compraban gran cantidad de bonos y activos de naciones como Estados Unidos, Gran Bretaña y España, esto se tradujo en cuantiosos influjos de capital.
Esto impulso la caída de las tasas de interés de largo plazo en Estados Unidos y las naciones europeas.
A su vez, el precio de la vivienda se elevó mucho más de lo debido, ocasionando así una burbuja.
¿Es probable que una nueva versión del exceso mundial de ahorro, motivado por la demanda deprimida en el norte, pueda producir problemas similares en los países en desarrollo?
Fuente:
Un ciclo de influencia en la economía global