El derrumbe de casi 1.000 puntos que sufrió en unos minutos la Bolsa de Nueva York ese día fue provocado por una sola orden de venta, concluyó hoy la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC).
Según el amplio informe dado a conocer este viernes, fue una sola operación de venta de 4.100 millones de dólares en contratos de futuros la que sembró el caos, para desconcierto de operadores y de las autoridades reguladoras.
El pasado 6 de mayo, entre las 14.30 y las 15.00 horas, el Dow Jone, principal indicador del mercado neoyorquino, sufrió un desplome de una magnitud e intensidad desconocida, que hizo saltar todas las alarmas y desató todo tipo de especulaciones.
Ese día, el temor ante la crisis griega y la incertidumbre por las elecciones británicas, entre otros factores, habían instalado desde primera hora una corriente bajista en Wall Street, que perdía a media mañana unos 160 puntos.
Pero a falta de una hora y media para el cierre, la operativa de los mercados entró en una espiral de descensos y, en cuestión de minutos, el Dow Jones de Industriales se hundió, en caída libre, 990 puntos.
Si bien el desplome se moderó al cierre de la sesión, con 348 puntos, la montaña rusa en la que se vio inmersa la bolsa hizo saltar todas las alarmas ante la evidencia de que en una situación de pánico no funcionan las medidas de control establecidas por los mercados.
En un principio surgió la teoría de que el desplome fue originado por el dedo torpe de un operador que, queriendo dar una orden de venta de ‘millones’ de dólares, marcó en su lugar ‘billones’.
Otras teorías apuntaron a que fue una orden masiva de venta de acciones del grupo Procter & Gamble la que, unida al pesimismo que se vivía ese día por la crisis griega y la incertidumbre por las elecciones británicas, entre otros factores, provocó el desplome.
Pero ahora, tras cinco meses de estudio de las 17 millones de operaciones que se ejecutaron en ese intervalo, la SEC y la Comisión del Mercado de Futuros lograron reconstruir la secuencia de eventos que llevó al derrumbe de la bolsa.
El informe deja claro que la caída no fue provocada por una manipulación intencionada del mercado, sino por la propia acción de una gestora de fondos de inversión que trató de proteger sus inversiones de una manera agresiva y abrupta, en un entorno muy volátil por la crisis griega.
Detrás de esta orden se encontraba una firma de Kansas, Waddell & Reed Financial, que ordenó la venta de 75.000 contratos de futuros referenciados al índice Standard & Poor’s 500, usando algoritmos computerizados.
Una orden de este tipo podría extenderse durante varias horas, pero la firma lo hizo solo en 20 minutos, dado que el algoritmo fue programado para ejecutar la venta «sin importar la hora o el precio» de los contratos.
Esta orden generó una enorme presión en el mercado de futuros, que se acabó trasladando al mercado al contado de Wall Street, que se desplomó. Aquel incidente puso en evidencia la necesidad de tomar medidas que eviten que se repita en el futuro.
En este sentido, la responsable de la SEC, Mary Schapiro, constituyó un comité con otros reguladores, donde surgió la idea de establecer «cortocircuitos» o parones en la contratación cuando se produce una caída pronunciada.
Hoy en un comunicado, Schapiro reconoció que, gracias a lo ocurrido el 6 de mayo, se pudieron tomar medidas que hace que la operación bursátil sea ahora más segura.
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