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Cómo enseñarles a los adolescentes a invertir (sin quedar en la bancarrota)

¿Cómo enseñarles a los adolescentes y adultos jóvenes sobre el mercado bursátil?

Los maestros y los planificadores financieros coinciden en que la educación financiera es importante, pero tienen distintas posturas sobre los mejores métodos a emplear.

Algunos afirman que se debería alentar a los adultos jóvenes a invertir en acciones individuales para que puedan aprender experimentando. Otros dicen que este camino es arriesgado y posiblemente contraproducente, ya que podría resaltar las lecciones equivocadas. Es mejor recomendar que los jóvenes que aspiran a convertirse en expertos en la bolsa coloquen su dinero en fondos indexados de bajo costo, sostienen.

Larry Glazer, asesor financiero de Boston y presidente estatal del directorio de la Coalición JumpStart para el Alfabetismo Financiero Personal, promueve un enfoque activo. «Los jóvenes no están invirtiendo en el mercado», subraya. «No vas a involucrar a alguien al comprar un fondo indexado».

Jacqueline Prester, una profesora secundaria de negocios y tecnología en el estado de Massachusetts, combina una competencia de inversión, en la cual cada alumno invierte en un portafolio virtual de acciones, con investigación y análisis realizados en clase. «Doy tiempo a los estudiantes para que investiguen las compañías con las cuales tengan una relación de negocios o estén presentes en su vida cotidiana, como Facebook y Twitter«, señala.

La docente sostiene que los jóvenes se apasionan por su competencia de inversión. «Los estudiantes acuden con ansias a mi clase todos los días para ver cómo están posicionados», dice. «Saben que el mercado bursátil fluctúa debido a múltiples factores. Hablamos de eso en clase.»

Algunos padres financian cuentas de inversiones reales —habitualmente con montos pequeños— y alientan a sus hijos a arriesgar dinero real.

«Estoy de acuerdo con que debemos encontrar formas de que los jóvenes se interesen en invertir», opina Judy McNary, planificadora financiera en Boulder, estado de Colorado, y autora de «Coin», una guía de gestión de dinero para graduados universitarios recientes. No obstante, sostiene la experta, el problema de invertir en acciones es que alienta a los alumnos a centrarse en las ganancias a corto plazo y en empresas populares, en lugar de seguir prácticas de inversión saludables.

En los talleres que dicta para adultos jóvenes, McNary se centra en cómo construir riqueza al abrir cuentas de jubilación individuales e invertir a largo plazo en fondos de inversión diversificados de bajo costo. Agrega que la propuesta ha tenido muy buena acogida.

Cada enfoque tiene sus pros y sus contras.

Cierto, sería bueno que los jóvenes se comportaran con sensatez y priorizaran el largo plazo. Pero la ventaja de invertir en serio es que es probable que cautive su atención y les brinde una experiencia concreta.

«Al igual que todas las experiencias emotivas en la vida, el sabor completo de perder una cantidad importante de dinero no se puede explicar en palabras», escribió hace 75 añosFred Schwed en el clásico de Wall Street «¿Dónde están los yates de los clientes?». Ninguna teoría o descripción verbal, sostuvo, «puede siquiera aproximarse a lo que se siente perder una cantidad real de dinero que uno solía tener». La investigación en educación ha mostrado que aprendemos mucho más al hacer que con sólo leer o escuchar.

En las últimas semanas, me he topado con varias instancias en las cuales los jóvenes probaban suerte con las acciones por su cuenta, o eran alentados a hacerlos con pequeñas sumas provistas por sus padres.

Una pareja me dijo que estaban financiando una cuenta de inversión experimental para su hijo adolescente como herramienta de aprendizaje. Una graduada universitaria afirmó que quería invertir en acciones individuales para ver como le iba.

No obstante, comprar acciones sin guía ni teoría de sustento podría enseñarles a los jóvenes las lecciones equivocadas y, además, si pierden dinero, podrían alejarlos por completo de la inversión.

Si la generación previa quiere ayudar, podrían comenzar advirtiéndoles a sus hijos, nietos y sobrinos sobre tres verdades del mercado bursátil que han sido demostradas por una gran cantidad de investigación en Wall Street.

Primero, nadie ha podido predecir las oscilaciones del mercado bursátil en forma consistente. Segundo, pocas cosas son tan peligrosas para la salud como la más reciente acción de moda de alto crecimiento. En tercer lugar, la inversión exitosa sólo funciona a largo plazo.

En el curso de sus especulaciones, casi sin dudas aprenderán las tres lecciones de la forma más difícil. Pero podría ser útil que también se las expliquen.

Y mientras adquieren experiencia propia, pueden leer algunos libros interesantes sobre Wall Street y sus protagonistas.

Fuente:

Cómo enseñarles a los adolescentes a invertir (sin quedar en la bancarrota)

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A vueltas con el dinero

Cantaba Neil Diamond en su tema Forever in blue jeans, que «el dinero habla, pero no puede cantar ni bailar, ni siquiera caminar». Ahora, sin embargo, gracias a la originalidad y habilidad del japonés Yosuke Hasegawa, también puede hacer reír y, de paso, reflexionar. Artista gráfico de formación, Hasegawa ha llevado un paso más allá el milenario arte japonés del origami, que en España conocemos, popularmente, por papiroflexia. Pero el encanto de las piezas que obtiene Hasegawa del plegado y moldeado de papel va más allá de las formas que les da. La ‘gracia’ está en lo que hay impreso en ese papel, y en el papel en sí mismo, pues estamos hablando de billetes de curso legal de todo el mundo.

Hasegawa juega con los rostros populares del papel y les coloca sombreros de acuerdo al país y accesorios que restan sobriedad a los personajes y los lleva a territorios ajenos, como Lincoln o el ‘Che’ Guevara luciendo gorros y turbantes que transmutan por completo sus imágenes habituales, como Benjamin Franklin o la reina Isabel luciendo gorras de beisbol. Del empleo de dinero para desarrollar piezas de origami nace el nombre de esta serie, Moneygami. The art of money, en la que el autor lleva ya varios años trabajando.

Habitualmente va subiendo a su cuenta de Facebook sus nuevas creaciones, y cuando tiene suficiente material –u ocasión–, organiza una nueva muestra. Esa exposición parcial en Facebook le permite valorar el impacto de cada nueva obra, y como era de esperar, no todas han sido recibidas con sonrisas. Según él mismo explica, tuvo problemas cuando apostó por emplear el baht tailandés, trabajando con el rostro de Ananda Mahidol, o Rama VIII, el octavo monarca de Tailandia. Una figura aún demasiado intocable en aquella sociedad. Aunque es consciente de que el mismo sentimiento pueden despertar líderes de otras naciones, hay casos que no le afectan de igual modo. Por ejemplo, el de Lincoln en los billetes de cinco dólares.

«Quiero plantear la pregunta de si el dinero es la mayor prioridad de nuestras vidas o no», explica. «¿Hasta qué punto nos afecta, aunque sólo sea una imagen sobre un papel? El mundo ha estado continuamente a merced del dinero. Las guerras, los desastres nucleares y numerosos sucesos diferentes han hecho que los billetes –que sólo representan la verdadera fortuna, los metales preciosos– pierdan su valor de la noche a la mañana hasta convertirse en papel para avivar fuegos». En su opinión, ese dinero en metálico es en realidad «una ilusión de paz creada por hombres de negocios». Por eso quiere plantear cuál es el auténtico sentido de la vida. «Esa es para mí la verdadera pregunta».

Yosuke Hasegawa es altamente crítico con las colecciones conceptuales que va creando. Por ejemplo, reúne a Mao, Sadam Hussein, Kim Jong-il y otros unificándolos con gorras de béisbol similares. «La idea que quiero transmitir es que los líderes del mundo están todos en el mismo equipo. En otro caso, enfrenta dos imágenes de Mao con sombrero vaquero, evocando el famoso retrato que Warhol hizo de Elvis. «Elvis Presley representa el poder americano que ahora está siendo agitado por China, eso simboliza este retrato de Mao».

Secretos de papel

El origami no es desde luego una técnica reciente. Se inició con el propio papel, aunque fue en la década de los sesenta del siglo XX cuando comenzó su popularización internacional y con ello, una necesidad de desarrollo y de búsqueda de nuevas fronteras creativas. Algunos creadores insisten que está viviendo un momento de especial efervescencia, gracias en buena medida a las redes sociales y a las posibilidades que brinda Internet para descubrir, compartir y perfeccionar nuevas técnicas. Por otro lado, además, la propia informática ha permitido en este nuevo milenio realizar optimizaciones del uso del papel y bases nuevas para realizar figuras tan complejas como los insectos.

Tiempo, talento y paciencia son necesarios para llevar a cabo estas creaciones. Y también, en el caso de Yosuke Hasegawa, dinero; literalmente. «El billete de mayor valor que he utilizado ha sido uno de 10.000 yenes –unos 75 euros– con el retrato de Yukichi Fukuzawa, un filósofo de la era Meiji». Al margen de su valor, Hasegawa comenta que los billetes con los que resulta más sencillo trabajar son los de Lincoln (un dolar) y Gandhi (diez rupias), «porque las proporciones faciales ofrecen más posibilidades de manipulación». Por el contrario, el billete de tres pesos cubanos con el ‘Che’ Guevara es el más complejo de modelar, «pues el rostro es grande y resulta complicado obtener un resultado equilibrado».

Fuente:

A vueltas con el dinero

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Irse de fiesta antes de entrar a trabajar, ¿mejora la productividad?

¿A quién le apetece levantarse en pleno invierno e irse de fiesta de 7 a 9 de la mañana antes de entrar en la oficina? Cómo no, a los neoyorquinos, que llenan hasta la bandera las fiestas matutinas «Daybreaker», el último grito en ocio y baile en la Gran Manzana.

Sin una gota de alcohol, con un buen DJ, el apoyo de una banda en directo y la opción de dar todavía más temprano (de 6 a 7) una clase de yoga, los emprendedores Matthew Brimer y Radha Agraval han diseñado con «Daybreaker» la que es para ellos «la mejor mañana posible», declararon a Efe.

En lo que va de año ya han montado dos fiestas que han convocado a más de 400 personas en distintos locales de la ciudad. La última en el cotizado Meatpacking District, donde mientras los camiones hacen las labores de carga y descarga, centenares de jóvenes bajan a un sótano donde desafían las convenciones del buen despertar.

«Estábamos un poco frustrados con la noche neoyorquina tradicional y por eso decidimos crear una noche diferente», asegura Brimer. Y así, la idea de «Daybreaker» «surgió casi como un proyecto artístico o un experimento sociológico» de dos personas que, como los demás, también tienen sus trabajos cuando se acaba la fiesta.

Este experimento, que de momento se lleva a cabo cada dos semanas en Nueva York, ha salido bien y ha encontrado un nicho de ocio hasta ahora inexplorado con eco en varias ciudades del país, como San Francisco (California) o Atlanta (Georgia), y en el extranjero, de Londres a Tokio, pasando por Río de Janeiro, Ciudad del Cabo y Bombay.

Aunque coincida en las horas, no tiene nada que ver con un típico «afterhours» en el que desembocan los residuos de las noches locas, tampoco es tan tranquilo como ese «afterwork» al terminar la jornada laboral. ¿Un «prehours»? ¿Un «prework»? Quizá se parezca más a esas sesiones con DJ a la hora de comer que despuntaron el año pasado.

En cualquier caso, y a diferencia de otra propuesta similar, la de «Morning Gloryville», más espiritual y diurna, esto es una fiesta auténtica que, según los asistentes, no se riñe con el rendimiento profesional.

«Hoy vamos a ser mucho más productivas», dice Carrie, que trabaja en una inmobiliaria, junto con su amiga Emily, experta financiera, que considera que esta propuesta es «una idea brillante». Ambas descubrieron estas fiestas en la red social Instagram y, para ellas, esto es solo «el punto de partida» de un día que también acabará en una discoteca, previo paso por sus respectivas oficinas.

Y es que, superada una insólita sesión de yoga con esterillas repartidas por los distintos niveles de la discoteca, a las 7 de la mañana el local comienza a abarrotarse.

En la barra, bebidas ricas en vitaminas, tés, cafés y barritas de cereales, pues lo saludable es uno de los puntos claves de la propuesta. De hecho, no tardarán en aparecer una zanahoria y una calabaza gigantes en el local a modo de mascota.

Pero a pesar de la falta de alcohol, la desinhibición se apodera de la pista de baile. La concurrencia se sitúa entre los 25 y 35 años y responde al prototipo de profesional de éxito, en forma y, en general, buena presencia. Es la viva imagen de la «beautiful people» de Manhattan.

«I’m an Entrepeneur Bitch» (soy una zorra emprendedora) rezaba la camiseta de una de las más entregadas en la pista de baile. Y otros, directamente, dejaron sus torsos desnudos debido a ese sudor que otrora se dejaban en la cinta del gimnasio.

Para forzar el paralelismo, una bicicleta estática se sitúa al lado de la cabina del DJ. Aunque en el que se dejan las calorías es en la pista de baile, donde los más osados abren corro para mostrar sus dotes coreográficas.

«Realmente me encanta la fiesta. Son las 7.30 y es como si estuviéramos en plena noche», dice el israelí Amit, que también acabó sin camiseta entregado a la pista de baile horas antes de entrar en su puesto en las Naciones Unidas.

«Luego me echaré una siesta y después volveré a salir de fiesta», añade, rodeado de algunas de sus compañeras de trabajo.

Muchos de los que han pagado los 25 dólares que cuesta la entrada (40 si también vas a la clase de yoga) son parroquia del DJ holandés Álex Cruz, como Morgan, una transexual que lleva una empresa que ayuda a los artistas a orientar sus carreras.

«Después tengo que ir al Lincoln Center y luego a la oficina. Tengo un viernes de agenda completa», dice.

Y es que al llegar las 9 de la mañana, las luces se encienden y la música se apaga. Se acabó la fiesta y empieza el día. Pero antes, los organizadores vuelven a recordar la espiritualidad de la diversión con una sesión de poemas y una cantautora negra.

«Nos inspiramos en la idea de experiencia comunitaria que vimos en el festival Burning Man (que se celebra en el desierto de Nevada). Hay toda una ciencia detrás del baile. Das y recibes energía. Y la gente viene aquí a ser más humana», concluyen sus responsables.

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Irse de fiesta antes de entrar a trabajar, ¿mejora la productividad?

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¿Por qué terminamos usando gasolina si ya teníamos autos eléctricos y de vapor?

 

Hoy en día, los vehículos eléctricos están en la vanguardia de la batalla del siglo XXI para decidir cómo se impulsarán nuestros autos del futuro.

Y aunque los rivales incluyen pilas de combustible, energía solar, biocombustibles y gas líquido, los eléctricos tienen un buen chance de ganar.

Son suaves, silenciosos, limpios, modernos… ¿modernos?

Retrocedamos unos 100 años.

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Este es un auto eléctrico de 1915, uno de los cerca de 40.000 producidos por la estadounidense Anderson Electric Car Company en Detroit entre 1906 y 1940.

Alcanzaba una velocidad máxima de unos 40 kilómetros por hora y andaba por unos 80 kilómetros antes de que necesitara una recarga de sus baterías de plomo.

Nunca satisfecho

Muchos tendemos a creer que nuestros sueños eléctricos son producto de nuestro mundo altamente tecnificado pero, en muchas partes de Estados Unidos a principios siglo XX, los autos eléctricos eran los preferidos por la gente.

Y no sólo allá.

De hecho, el primer hombre que superó los 100 kilómetros por hora lo hizo en Acheres, cerca de París, en un vehículo eléctrico de su propio diseño. Su nombre era Camille Jenatzy y el de su auto: «Jamais Contente» (Nunca satisfecho).

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Sin embargo, al igual que hoy, no estaba claro cuál método de propulsión impulsaría el auto del futuro.

El carro eléctrico estaba bajo presión en esta competencia.

A todo vapor

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Los automóviles de vapor, por su parte, funcionaban de una manera muy similar a cualquier otra máquina de vapor.

El agua hervía al calor de boquillas de keroseno y el vapor era forzado a entrar en cilindros donde empujaba pistones, que hacía girar un eje, que movía las ruedas.

Y eso era todo lo que queríamos de cualquiera de estas fuentes de potencia: un eje rotatorio.

Aunque la posibilidad de que se estallaran fuera preocupante, la energía de vapor era una vieja conocida en la que la gente confiaba.

Había estado acompañando la industrialización desde el siglo XVIII y había hecho posible el milagro del tren.

El vapor era algo que la gente entendía. Además, una máquina de vapor funcionaba con casi cualquier cosa que ardiera. Así se dañaran varias partes, seguían funcionando.

El vapor, al parecer, no era sólo el pasado sino también el futuro.

No obstante…

En EE.UU. las ventas de automóviles a vapor empezaron a superar las de los eléctricos.

Pero, en sus espejos retrovisores ya se veía, acercándose a alta velocidad, el rival que estaba destinado a dominar el mundo.

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Este es un Motorwagen, al que algunos consideran «el primer verdadero carro del mundo». Funcionaba con gasolina.

En 1885, cuando Karl Benz prendió el motor de su Motorwagen por primera vez, describió el sonido que hacia como «la música del futuro».

Tenía razón: si la música del siglo XX tienen una nota dominante, es la del motor de combustión interna.

Y eso es extraño, porque ese tipo de motor es muy exigente.

El motor a gasolina requiere de electrónica sofisticada, tiene que tener una bomba de aceite, lubricación, válvulas que suban y bajen, resortes, caja de cambios, etcétera, etcétera, etcétera.

Entonces, ¿por qué terminamos dependiendo tanto de él si un motor eléctrico es tan simple?

La respuesta no está en la parte de adelante de los autos, con el motor, sino en la parte trasera: en el tanque de gasolina.

Puede llenarse con unos 85 litros de combustible, que en términos de volumen no es tanto, pero con eso se puede andar mucho.

Los carburantes fósiles son energéticamente densos y eso fue como un gran regalo de la naturaleza.

Si hubieran querido viajar la misma distancia con un auto eléctrico, habrían necesitado una batería tres o cuatro veces más grande que el auto.

No sólo eso

Las estaciones de gasolina aparecieron rápidamente por todos lados.

En contraste, las redes eléctricas nacionales sencillamente no existían, lo que hizo que el auto eléctrico quedara confinado a la ciudad.

Pero, ¿qué pasó con el vapor?

Los trenes habían conquistado el mundo así que ¿por qué no los autos de vapor?

Eran más simples mecánicamente que el novedoso motor de combustión interna y producían energía continua gracias a la presión del vapor, así que no tenían necesidad de la transmisión, embrague o engranajes de un motor de combustión.

Con pocas piezas móviles, funcionaban silenciosamente y podían detener su potencia en cualquier momento para reducir la velocidad más rápido que los frenos poco efectivos de entonces.

Sin embargo, ya para principios del siglo XX esos automóviles estaban condenados por varios factores.

Una de las claves fue que la línea móvil de producción de Ford hizo que el precio del Modelo T, su auto para las grandes multitudes, se redujera constantemente.

Cuando el Ford T salió a la venta no sólo hizo que tener un auto no fuera un lujo, sino que solidificó los motores de combustión interna como la propuesta elegida.

Así que fue la infraestructura, los precios y los métodos de producción masiva los que inclinaron la balanza.

Para los años 20, la batalla estaba ganada. La era del petróleo había empezado y su dios era el motor alternativo o de pistón.

Regreso al futuro

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Este es un Hyundai ix35, el primer auto con pila de combustible de hidrógeno verdaderamente disponible comercialmente.

Cuesta unos US$74.000, pero las cosas nuevas siempre son costosas. Luego, algunos ricos las compran, la idea entusiasma, finalmente baja el precio y más gente puede comprarlas.

Lo interesante de los automóviles con pilas de combustible es que realmente son eléctricos: lo que mueve sus ruedas es un motor eléctrico.

Pero en vez de funcionar con una batería que necesita de recargas, lo hace con una célula de combustible que es algo así como tener una central eléctrica en miniatura a bordo.

Y una muy buena, pues la del Hyundai ix35 por ejemplo produce 100 kilovatios, suficiente para alimentar toda una casa.

Además, llenar el tanque de hidrógeno toma 3 minutos y, si manejas con cuidado, te alcanza para unos 560 kilómetros.

¡Ah! y lo que sale por el tubo de escape no son gases tóxicos sino agua.

Sin embargo, comparte un problema con los primeros autos eléctricos: hay muy pocas estaciones de hidrógeno todavía.

Y eso, a pesar de que, aunque nos puede parecer como salido de la ciencia ficción, una vez más podemos regresar al futuro que ya teníamos en el pasado: dos de sus tecnologías preceden al Motorwagen de Benz.

Una de ellas es el motor eléctrico.

La otra es la pila de combustible misma.

Los principios básicos de lo que hoy nos parece tan futuristas datan del siglo XIX.

William Robert Grove, un jurista de profesión y físico de vocación, hizo un experimento en 1839 que demostraba la posibilidad de generar corriente eléctrica a partir de una reacción electroquímica entre hidrógeno y oxígeno.

¿Nada nuevo bajo el sol?

Fuente:

¿Por qué terminamos usando gasolina si ya teníamos autos eléctricos y de vapor?

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¿Llegó la hora de decirle adiós al correo electrónico?

Aunque muchos ya han sentenciado a muerte al correo electrónico, no pasa ni un segundo sin que se envíe uno en todo el mundo.

La muerte el sábado de su creador Ray Tomlinson, volvió a reavivar el debate sobre el futuro de su contribución más notable.

Y es que si bien su invento ha sido usado por millones de personas, también han abusado de esa herramienta.

Así opina el periodista de la BBC dedicado al área tecnológica Dave Lee.

«Sólo piensa: en este preciso momento alguien en algún lugar está escribiendo un correo electrónico que debería reconsiderar (si enviarlo)», señala.

«Otra persona está enviando un correo electrónico que tiene palabras brutales, desgarradoras, que realmente debería decir en persona… si tuviera el coraje».

Para Lee, el correo electrónico nos produce sentimientos encontrados. Nos preocupa el hecho de recibir demasiados tanto como no recibirlos.

Omnipresente

El correo electrónico se volvió parte de nuestro día a día con tal rapidez que no hubo tiempo suficiente para aprender a usarlo correctamente, ya no había vuelta atrás, los malos hábitos llegaron y se quedaron.

«Para empeorar las cosas, Blackberry sacó los correos electrónicos de nuestras computadoras y los puso en la palma de la mano y, por ende, en nuestras habitaciones, en nuestros viajes al trabajo y en nuestros baños», indica el periodista.

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De esa manera, el correo electrónico se infiltró en nuestras vidas, en muchos casos generándonos ansiedad.

En un experimento de 2014, a 13 empleados públicos estadounidenses se les pidió que no vieran sus cuentas de correo electrónico. El resultado fue revelador:sus ritmos cardiacos disminuyeron.

Y eso se debe a que para muchas personas que tienen un trabajo de oficina, la tentación –o quizás la presión– de ver su bandeja de entrada constantemente es abrumadora.

De hecho, en Francia han hecho llamados para que se imponga una especie de restricción de la «hora laboral digital», pues, después de todo, ver el correo electrónico tras salir de la oficina es como seguir trabajando.

Algunas empresas han tomado medidas para restringir el flujo. La fabricante de automóviles alemana Daimler impide que sus empleados reciban mensajes cuando están de vacaciones, y la firma de tecnología Atos incluso consideró prohibir el correo interno por completo.

Sin alternativa

Pero pese a todo lo que podemos achacarle, todavía no contamos con nada mejor.

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La arroba es uno de los carácteres más ultilizados en el mundo de las comunicaciones.

Esa es la razón por la que, cuando el mundo de la tecnología lamenta la muerte de Tomlinson, es un buen momento para apreciar su notable contribución al negocio de las comunicaciones.

Se le atribuye haber enviado el primer correo electrónico como lo conocemos hoy en día y de haber usado el símbolo @ como una forma de simplificar el proceso.

La arroba pasó de ser un carácter muy poco usado a uno que utilizamos múltiples veces durante un día.

La radio pública estadounidense NPR lo resumió magistralmente: Tomlinson transformó la @ y de ser un símbolo pasó a ser un ícono.

«Sí, hay spam. Sí, hay ataques phising. Sí, hay listas de correo de nuestros trabajos que parecen interminables. Y, sí, hay la opción: ‘responder a todos'», reflexiona Lee, «Pero el correo electrónico nunca ha sido el problema, sólo la gente que lo usa».

Era postemail

Hay un cierto consenso de que no es un método de comunicación realmente eficiente y que interrumpe la concentración de alguien que intenta hacer sus cosas.

Pero ¿qué puede venir?

El año pasado vimos a compañías como Slack reinventar la forma de comunicarse en las oficinas.

Llegó la hora de decirle adiós al correo electrónico
Para Rory Cellan-Jones, todavía no ha llegado la hora de abandonar el correo electrónico.

Pero aunque esas herramientas son excelentes para comunicarse internamente, hacen muy poco por mejorar la comunicación con quienes trabajan fuera de nuestro entorno.

Facebook quiere que la gente abandone sus correos electrónicos y use la bandeja de entrada de su cuenta en esa red social.

Pero muchas personas son felices al mantener los mensajes laborales totalmente separados de su vida personal, la que tienen en Facebook.

«¿Debemos abandonar el email para siempre?», se preguntaba el año pasado Rory Cellan-Jones, editor de Tecnología de la BBC.

«Bueno, no; ciertamente no en el corto plazo», respondió.

«Una de mis mejores historias me llegó en un email anónimo por parte de alguien que quería contarme algo que estaba pasando dentro de su empresa. Y el correo sigue siendo la red social esencial para la mayoría de los negocios, así que no es práctico botarlo por la cañería».

«Entre toda la basura, los mensajes mal enfocados, la habladuría incomprensible, de vez en cuando se encuentra una verdadera joya».

Y volvemos así a donde Ray Tomlisnon comenzó en 1971.

Sí, 1971.

Esta es una industria que se mueve más rápido que cualquier otra, donde las empresas emergentes vienen y van en cuestión de semanas.

Y hay que admitirlo, la innovación de Tomlinson ya lleva 45 años y no muestra signos de irse a ningún lado.

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¿Llegó la hora de decirle adiós al correo electrónico?

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Nueve errores que debe evitar a la hora de invertir

En momentos en que los mercados han tocado o se encuentran cerca de máximos históricos, uno podría sentir que invertir es más fácil que nunca. Durante tiempos como estos, es crucial prestar atención a lo que uno debe evitar hacer.

¿Cómo se convierte uno en un mejor inversionista? Aprenda los principios fundamentales. Estudie a los maestros. Busque consejos de calidad.

Sin embargo, algunas de las operaciones más importantes de la inversión son los actos que uno no realiza, los pronósticos que uno no lee, los consejos que ignora y los sentimientos que rechaza.

A continuación, nueve errores que debe evitar:

Sentir demasiada certeza. Pensar que uno “sabe” lo que va a pasar con una acción, o el mercado, lo colocará en la vía rápida hacia el arrepentimiento. No hay certezas en los mercados, solamente probabilidades. Es mucho mejor confiar en alguien que dice que hay una probabilidad de 60% de que un mercado aumente este año que en alguien que lo garantiza. El cementerio de las malas decisiones de inversión está lleno de gente que no dejó un margen para el error en sus pronósticos.

Extrapolar el pasado reciente al futuro. La gente tiene un deseo incontrolable de pronosticar, y a la mente le encanta seguir el camino de la menor resistencia. El pronóstico más fácil, y a menudo más común, es dar por hecho que el futuro se asemejará al pasado reciente. Después de que las acciones suben —como ha ocurrido recientemente— los inversionistas suponen que seguirán creciendo. Después de que las acciones caen —como ocurrió en 2008, después de que Lehman Brothers se declaró en bancarrota— extrapolan y proyectan mayores descensos.

Esto podría funcionar durante un tiempo, pero los puntos de inflexión del mercado tienden a ocurrir cuando la convicción de que un mercado alcista o bajista continuará se encuentra en su punto máximo. Aunque los pronósticos se trazan en líneas rectas, la historia avanza en ciclos y saltos repentinos.

Personas que venden productos financieros por comisión. Como dice el dicho, “Nunca le preguntes a un peluquero si necesitas un corte de pelo”. La respuesta es sumamente predecible. Asimismo, nunca le pregunte a un corredor que trabaja por comisión si comprar o vender un producto financiero es una buena idea.

El interés personal es una de las fuerzas más poderosas en el mundo y puede influenciar a personas que normalmente serían buenas y honestas a colocar su billetera antes de la suya. La asesoría financiera exclusivamente por tarifa fija (y por tanto, sin comisión) es la mejor opción en la mayoría de los asuntos financieros.

Sentirse más inteligente tras un alza del mercado. Todos adoran un mercado alcista. Se puede ganar dinero sin mucho esfuerzo. Pero ese sentimiento puede ser peligroso, ya que aumenta su confianza más que su habilidad.

Si ha tenido un gran desempeño como inversionista en los últimos cinco años, deje su ego a un lado. Casi a todo mundo le ha ido bien. La verdadera prueba de la destreza del inversionista es la manera como reacciona a momentos de pánico y tensión.

Sentirse como víctima tras una caída del mercado. Después de toda caída grande del mercado vienen las acusaciones. La gente le echa la culpa a Wall Street, a los operadores de alta frecuencia, a los políticos y a los corredores bursátiles. Lo cierto es que todas las personas que tienen acciones se han inscrito en un juego con una historia de repetidos colapsos, desplomes, retiradas y mercados bajistas. Es a norma.

Entre más víctima se sienta tras una caída en el mercado, será menos propenso a aprender cuán inevitables y normales son estas caídas. Aprenda más y quéjese menos, y tendrá mejores resultados a largo plazo.

Impaciencia. La inversión requiere, más que nada, paciencia y disciplina. Pero a menudo atrae a los impacientes e impulsivos.

Los mercados tienden a producir retornos sólidos a largo plazo, pero el deseo de hacer avanzar a esos retornos y ganar más dinero en el momento, hoy mismo, ha causado más miseria y remordimiento que quizás ninguna otra cosa en este negocio. Extender su horizonte temporal es una de las mejores cosas que alguien puede hacer para mejorar sus resultados de inversión.

Dejar que sus perspectivas políticas guíen sus decisiones de inversión. No permita que sus perspectivas políticas influencien sus decisiones de inversión. Por supuesto, deje que sus valores orienten sus selecciones, invirtiendo, por ejemplo, en energía ecológica, o evitando a empresas tabacaleras. Pero tome en cuenta que los mercados al final de cuentas son impulsados por las ganancias corporativas de largo plazo, mientras que la política al final de cuentas es impulsada por el ciclo electoral de dos años.

Preocuparse de cosas que no puede controlar. No tiene control sobre lo que la Reserva Federal hará en el futuro, quién ganará las próximas elecciones, o si una empresa cumplirá con sus expectativas de ganancias, las decisiones de producción petrolera de la OPEP o el informe laboral del próximo mes.

Por otro lado, si tiene control sobre sus propias expectativas, distribución de activos, reacciones a la volatilidad del mercado, y la gente que elige escuchar para recibir consejos financieros. Utilice el tiempo y energía que dedica a la primera para mejorar la segunda.

Negarse a cambiar de opinión cuando los hechos cambian. Entre los expertos financieros, se otorgan puntos por seguridad y consistencia. La gente adora a los expertos que golpean la mesa y predicen el futuro sin titubear ni un poco. En efecto, en 2013, dos estudiantes de estudios avanzados en economía de la Universidad del Estado de Washington mostraron que la seguridad superaba a la precisión al evaluar la popularidad de las predicciones de expertos.

Aunque la consistencia y la seguridad son entretenidas, la humildad y la mente abierta ofrecen mejores consejos. El analista que no teme decir “no sé” y “he actualizado mis pronósticos ahora que la información ha cambiado” quizás nunca sea popular, pero es al que debería escuchar.

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Nueve errores que debe evitar a la hora de invertir

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5 tips para lograr credibilidad

El criterio que otros tengan de ti dependerá no sólo de esa primera impresión, se necesita ser constante y cuidar los detalles diariamente.

Un colega me dijo un día: “Ese profesor me pareció muy serio cuando lo conocí, pero ahora me doy cuenta que es todo lo contrario” “¿En serio?” le pregunté, “y eso ¿por qué?” Él me respondió: “Porque el primer día llegó con saco y ahora llega con pantalones y camiseta”.

Inmediatamente me quedé pensando en cómo influye nuestra manera de vestir en el criterio que los demás se formen de nosotros. Y es que el perder credibilidad de esa manera no sólo es un golpe bajo para la apariencia, sino también para nuestra carrera profesional.

Si bien es cierto que “el hábito no hace al monje”, la verdad es que en esta vida tan competitiva no sólo es importante serlo también se necesita aparentarlo.

Con esto no me refiero a que seamos sólo apariencia, sino a despertar en otros el interés, y como todo entra por los ojos, será más fácil demostrar lo que sabes si primero logras captar la atención de los demás.

Existen personas que a diario visten mal pero que a la hora de una reunión de negocios importante llegan muy bien vestidos.

Y seamos sinceros, si los demás conocen que eres descuidado por naturaleza, poco lograrás vistiendo bien para esa reunión. Lo importante es la constancia. Alcanzar credibilidad es una tarea que conlleva tiempo.

Dañar tu imagen es tan sencillo como hacerlo mal una vez, pero volver a ganar esa confianza puede tardar más de lo que te imaginas.

Te comparto cinco tips para alcanzar credibilidad:

1. Viste todos los días como un triunfador. Vístete para el trabajo de tus sueños. No escatimes en tu vestimenta, no se trata de ropa cara, sino de ropa cuidada, limpia, bien presentada, que hable por sí sola y demuestre tu intelecto.

2. Ten una actitud positiva ante la vida. De nada vale vestirse bien si eres mal encarado, vives enojado o apartas a la gente por tus comentarios negativos. Incluso aunque no lo externes, si eres negativo es más difícil que las cosas salgan bien. ¡Está comprobado!

3. Si no lo sabes investiga. No asumas. Cuando asistas a una actividad apégate al código de vestimenta, si no sabes de etiqueta, mejor pregunta. No hay nada peor que desentonar y si lo haces mal serás el centro de atención y no precisamente para algo positivo.

4. Prepárate constantemente. Trabaja para ser el mejor y destaca. No te quedes en la apariencia, demuestra tu conocimiento. Elige lo que mejor sabes hacer y prepárate todos los días. La competencia es fuerte, trata de ser el mejor y eso se notará sin necesidad de pasarle encima a los demás. Tu mejor arma es el conocimiento.

5. Mejora continua. Procura que no se te escape ningún detalle. Al igual que el profesor que mencioné antes, no des por hecho que otros te respetarán por el título; todo debe ser coherente y constante. Mírate a diario al espejo y revisa qué aspectos puedes mejor.

Fuente:

5 tips para lograr credibilidad

https://www.entrepreneur.com

¿Se están comiendo el mundo las plataformas de negocio?

El inversor de riesgo Marc Andreessen dijo la célebre frase de “el software va a comerse el mundo”, refiriéndose a que la inteligencia codificada va a dominar el planeta. Un nuevo libro (Platform Revolution) quiere actualizar el tema. Su autor, Sangeet Choudary, piensa que el nuevo ser omnívoro es realmente ‘la plataforma’: “Los modelos de negocio digitales, abiertos y participativos, están creando ecosistemas de productores y consumidores conectados comercialmente. Las redes y los mercados están articulados a plataformas como Google, Airbnb, Uber y otras empresas de intercambio virtual”.

El autor va más allá del los algoritmos (Google), la demanda de recursos (Uber) y las bases de datos de consumo colaborativo (Airbnb). Es todo lo anterior y mucho más. Un programa informático inteligente es el núcleo de todos los negocios de la plataforma, pero el libro sostiene que el monstruo real no es el código, se trata de los procesos de red que están impactando en la competencia tradicional de compra-venta.

Uber y Airbnb se están expandiendo en universos ilimitados, uniéndose cada vez a más productores y clientes. Google conecta un suministro infinito de personas en busca de respuestas a un suministro casi infinito de anunciantes deseosos de vender esas necesidades. Las plataformas ganan, no solo facilitando nuevas interacciones, sino también agregando y analizando los datos de todo. Es un tsunami de aprendizaje organizacional monetizado y coordinado a través de las redes sociales.

El libro también ofrece asesoramiento para cómo llegar a la transformación. Choudary marca varios puntos de vista centrales en esta «revolución».

Mirar hacia atrás. La ‘plataforma’ no es una idea nueva, pero los modelos de negocio son más grandes, más virtuales, más dinámicos y más inteligentes que las plataformas del pasado. No solo puedes convertirte en un proveedor de Airbnb, sino también utilizar el servicio por ti mismo cuando viajas. También está el concepto de «comunidad». El ecosistema ahora es algo más grande. En Twitter, por ejemplo, el mercado está compuesto por tweets, lectores y anunciantes.

Pero las plataformas también tienen códigos y culturas que, en última instancia, dan forma a lo que se convierte en una comunidad. Los códigos son reglas de conducta que los mediadores hacen cumplir para operar en el mercado. La cultura es más emergente. Surge de los valores y de la práctica. Es más difícil de controlar. «Cuando una empresa es más individualizada y variada, por ejemplo los apartamentos en Airbnb, la estrategia exige una mayor atención a la cultura a través de los mercados y de los ecosistemas «.

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Mirar al futuro. Las marcas serán más importantes, porque la diferenciación se moverá más allá de crear conexiones de mercado eficientes, hacia la experiencia global de extremo a extremo. La lucha, entonces, se centrará en el control de la demanda.

Nuevas formas. Las plataformas requieren un tipo diferente de liderazgo en sintonía con las culturas y la gobernabilidad de los ecosistemas que están dado forma. Los líderes tienen que aprender a no pensar en las personas como números en un análisis de mercado tradicional. «La siguiente fase de esta revolución levantará un nuevo conjunto de problemas de liderazgo», concluye Choudary.

Fuente:

Se están comiendo el mundo las plataformas de negocio

http://www.forbes.es

Cómo conseguir energía, inspiración y motivación cuando te sientes mal

Hay altibajos en cada carrera. Nunca llegó esa llamada de respuesta a la oferta de trabajo que tanto esperabas, ni siquiera te han dado la oportunidad de una entrevista al puesto que llevas tiempo persiguiendo, la lista de ascensos acaba de publicarse y tú no estás en ella o ese proyecto que comenzaste con muchas expectativas está sumido en problemas. Aquí hay nueve maneras para tonificarte de nuevo en tu trayectoria profesional:

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Cómo conseguir energía, inspiración y motivación cuando te sientes mal

http://www.forbes.es

Conocer nuestros deseos ocultos nos ayuda a invertir mejor

Si les pregunta a los inversionistas qué quieren obtener de sus inversiones, la respuesta es obvia: ganancias. Obvio, sin embargo, no es lo mismo que cierto.

Dentro de nosotros radican deseos que no siempre expresamos y que a menudo ni siquiera estamos al tanto. Cuando tomamos decisiones sobre nuestro dinero, con frecuencia tratamos de satisfacer esos deseos emocionales ocultos, en lugar de buscar la mejor rentabilidad posible.

Sin embargo, no estar al corriente de tales deseos nos puede conducir a cometer errores potencialmente devastadores que nos pueden pasar factura tanto en el ámbito emocional como en el financiero.

Podemos comprar y vender acciones con frecuencia, y perder dinero en el proceso, porque es divertido, algo más parecido a un juego que a una sesuda planificación financiera. Por otra parte, nos podemos negar a asumir riesgos sensatos para mejorar nuestros retornos por temer a caer en la pobreza. También nos negamos a vender acciones cuyo valor se ha derrumbado porque nos aferramos a la esperanza de que en algún momento repuntaran y no queremos reconocer nuestra derrota. Por lo tanto, es importante reconocer nuestros deseos ocultos para tomar mejor decisiones y, en última instancia, conquistar las metas que necesitamos.

¿Qué estamos buscando? Hay tres tipos de beneficios a los que aspiramos en todos los productos y servicios, incluyendo los financieros: utilitario, expresivo y emocional.

Los beneficios utilitarios responden una pregunta: ¿cómo me afecta a mí y mi bolsillo? El beneficio utilitario de un vehículo, por ejemplo, es que nos transporta de un lugar a otro y el de una inversión es que aumenta nuestro patrimonio.

Los beneficios expresivos reflejan nuestros valores, gustos y estatus. Responden a la pregunta ¿qué dice acerca de mí, tanto para el resto como para mí? Conducir un Prius, o invertir en un fondo mutuo dedicado a las inversiones ecológicas, expresa responsabilidad medioambiental. Conducir un Bentley, o invertir en un fondo de cobertura, expresa un cierto estatus social.

Los beneficios emocionales son la respuesta a la pregunta ¿cómo nos hace sentir? Invertir en un fondo ecológico nos hace sentir virtuosos, mientras que hacerlo en un fondo de cobertura nos enorgullece.

Dejemos algo en claro: no hay nada malo en tomar decisiones por motivos expresivos o emocionales. Lo importante es estar al tanto de ellos y reconocer que acarrean un precio, a menudo uno muy alto, en la forma de mayores costos o una menor rentabilidad. Podemos incrementar la suma de nuestros beneficios si entendemos nuestros deseos, sopesamos las alternativas y tomamos una decisión inteligente. A continuación echamos un vistazo a las cosas a las que aspiramos y cómo comprender los deseos detrás de ellos.

Queremos jugar y, al mismo tiempo, superar al mercado

Muchas personas creen que pueden superar el desempeño de la bolsa si compran y venden acciones en forma constante. Presumen que esto arroja un mejor retorno que limitarse a colocar el dinero en un fondo indexado u otro vehículo que promete igualar el rendimiento del mercado.

Parte de esto proviene de un error clásico de exceso de confianza. Muchos asumen que jugar al mercado es como practicar tenis contra una pared en circunstancias en que, en realidad, hay un rival al otro lado de la red, en la forma de presidentes ejecutivos que mueven el mercado e inversionistas profesionales que aprovechan tales oscilaciones. Una encuesta entre operadores amateurs del mercado halló que 62% preveía superar el mercado durante los 12 meses siguientes.

No obstante, numerosos estudios han demostrado que los retornos de los inversionistas que transan activos con mucha frecuencia son, en promedio, inferiores a los de quienes sólo lo hacen en forma ocasional.

¿Por qué lo siguen haciendo? El corretaje de valores, al igual que el tenis, aporta beneficios expresivos y emocionales. Es entretenido jugar contra Novak Djokovic, aunque perdamos. En un sondeo, por ejemplo, los inversionistas holandeses mostraron que les importaban más los beneficios expresivos y emocionales que los utilitarios.

¿Cuál es la lección? No se engañe al pensar que puede ganarle al mercado (los beneficios utilitarios) y, al mismo tiempo, obtener los beneficios emocionales. Lo más probable es que el juego reduzca sus ganancias. Es importante no asignar más que dinero que pueda perder al juego, sin poner en riesgo su jubilación, educación o sus propiedades.

No queremos asumir pérdidas

¿Por qué los inversionistas venden las acciones que generan ganancias antes de tiempo y se aferran a las que generan pérdidas? La respuesta tiene principalmente que ver con nuestro deseo de obtener los beneficios emocionales del orgullo y de eludir los costos emocionales del remordimiento.

La compra de una acción marca un comienzo esperanzador. La colocamos en una cuenta mental, registramos su precio de compra de US$100 y esperamos cerrar la cuenta con una ganancia al vender la acción a, digamos, US$150. Pero el precio se desploma a US$40 durante el mes siguiente en lugar de aumentar a US$150. Pero es sólo una pérdida de papel y creemos que el precio se recuperará pronto. La cuenta mental sigue abierta, al igual que las esperanzas de transformar las pérdidas en ganancias.

Si la acción repunta y sube a US$150 nos sentimos orgullosos y la venta de la acción sella nuestras ganancias y magnifica nuestra sensación de orgullo. Las acciones suben y bajan por múltiples razones y el remordimiento no tiene que castigarnos con severidad si los precios caen, ni debemos felicitarnos por nuestra inteligencia si aumentan. Podemos superar nuestros errores y asumir nuestras pérdidas.

Queremos ahorrar para el

porvenir y gastar hoy

La tarea de planificar la secuencia de ahorro y gasto durante nuestras vidas es abrumadora. Las tentaciones de gastar aparecen en todas partes, desde necesidades como alimentos y un techo hasta lujos como iPads, autos caros y grandes vacaciones. Gastar satisface nuestra necesidad de obtener beneficios utilitarios, expresivos y emocionales. No obstante, la insuficiencia de autocontrol frente a los deseos actuales de gasto puede conducir a errores conforme dejamos que el hoy deje de lado las necesidades del mañana.

Nada de esto es de extrañar. Es la fábula de la hormiga y el saltamontes. Es la historia de porqué tantas personas tienen una pensión insuficiente, si es que la tienen. Por obvio que sea, muchas personas no entienden las necesidades emocionales que las atrapan. Sin embargo, hay algunos mecanismos que nos ayudan. Los descuentos a nuestros salarios para aportar a nuestras cuentas de jubilación ayudan a controlarnos durante nuestros años en la fuerza laboral. Más adelante, la perspectiva de sufrir fuertes multas desincentivan nuestros deseos de retirar los fondos antes de tiempo.

De todos modos, esas protecciones no son perfectas, ni están disponibles para todos. Se necesita una contabilidad mental cuidadosa para elevar el autocontrol indispensable para resistir la tentación de gastar y promover el ahorro durante los años de trabajo y controlar el gasto durante la jubilación para que no se acabe el dinero. En nuestra contabilidad mental, colocamos los sueldos, dividendos e intereses en una cuenta de “ingresos” y los distinguimos de una cuenta de “capital”, donde están las acciones y los bonos. Podemos gastar el ingreso, pero no podemos tocar el capital.

Queremos ser ricos, pero

tememos ser pobres

Se trata de dos impulsos relacionados, pero contradictorios, que nos llevan en direcciones muy diferentes. Querer ser ricos nos hace invertir la totalidad de nuestro portafolio en un puñado de acciones y boletos de lotería. El temor a la pobreza nos exhorta a invertir todo el portafolio en bonos soberanos. Resolvemos el conflicto interno entre estos dos deseos al equilibrar nuestros portafolios mentales con cuentas dedicadas a cada uno. Cometemos errores cuando dejamos que una cartera abrume a la otra.

Queremos estatus social

Con algunas inversiones, no solo esperamos alcanzar la riqueza, sino un estatus social elevado. Vehículos como los fondos de cobertura, el vino o el cine ofrecen a los inversionistas la esperanza de alcanzar prestigio, además de retornos substanciales. Los millonarios comunes y corrientes vuelan en aviones comerciales, aunque en primera clase, pero quienes invierten en fondos de cobertura sueñan con un mundo exclusivo de aviones privados que despegan a sus órdenes. Quienes financian películas, quieren que sus nombres aparezcan bajo el rótulo de “productor ejecutivo”. Lo que pocos saben es esas inversiones glamorosas raramente cumplen los objetivos utilitarios más prosaicos y sus beneficios expresivos son pasajeros, si es que se logran.

Sabemos, por ejemplo, que inversionistas astutos, como los gestores de fondos de cobertura, pueden derrotar al mercado, pero quienes creen que van a repartir sus ganancias con ellos se equivocan.

Fuente:

Conocer nuestros deseos ocultos nos ayuda a invertir mejor

http://lat.wsj.com

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